lunes, 21 de septiembre de 2015

ÉTICA PROFESIONAL

La Profesión

Llamamos profesión a toda actividad especializada y permanente de un hombre que, normalmente, constituye para él una fuente de ingresos y, por tanto, un fundamento económico seguro de su existencia. Las profesiones son un medio de subsistencia de los individuos. Eso hace de las profesiones un instrumento individual de ganar dinero.
El único mérito de un profesional es
amar su profesión.
En primer lugar, una profesión busca realizar un bien o finalidad, que es indispensable para la vida social, exige el cultivo de hábitos o excelencias por parte del sujeto y de la acción que realiza. Finalmente la actividad profesional no es una actividad aislada si no comunitaria, la cual le da una identidad profesional.
La profesión tiene múltiples usos por qué sirve para designar tanto a un médico, un profesor, como para un vendedor, un futbolista y hasta suele hablarse de un delincuente profesional.



La Excelencia como modo de realizar un fin

Cuando hablamos de la palabra excelencia, hablamos de una entrega única e inigualable a nuestra profesión, por ello es necesario que entendamos las normas morales del profesional no sólo como mínimos legales que están obligado a cumplir, si no como formas de promover las virtudes o excelencias en las acciones.
Alguien es buen profesional cuando realiza con destreza y responsabilidad la finalidad de su actividad. Por ejemplo, alguien es un buen profesor cuando realiza el bien interno, el cual es educar. No es un buen profesor aquel que maltrata a los alumnos física o psicológicamente, si impone su criterio de autoridad, si no sabe llegar a los alumnos.

Excelencia Profesional

Los profesionales que alcanzan la excelencia, son aquellos que, a partir de unos sólidos conocimientos técnicos, consiguen desarrollar una serie de competencias que les permiten gestionar eficazmente equipos, comunicar bien sus ideas, enfatizar con compañeros y clientes, hacer un uso racional y eficaz del tiempo, para poner alguno ejemplos. En resumen, un profesional excelente debe saber, debe saber hacer, debe saber ser, debe hacer saber y debe hacer.

Contar con profesionales excelentes debería ser un objetivo irrenunciable de toda organización y, asimismo, alcanzar la excelencia, debería ser la aspiración de todo profesional. 
La excelencia profesional es el resultado de una conjunción de factores que definen a un buen profesional, más allá del campo en el que se desempeñe. Para brindar excelencia profesional, es necesario contar con profesionales altamente calificados.
La excelencia es el resultado de un conjunto de factores
Un profesional calificado conoce a fondo, domina la disciplina que ha estudiado; tiene conocimientos precisos , y bien afianzados. Es una persona que está en permanente actualización, siempre a la vanguardia de los últimos adelantos y progreso en su profesión, que indaga. que investiga. Un profesional que comparte sus conocimientos con otros profesionales, que sabe trabajar en un equipo, conducir equipos de trabajo, ser líder con ideas claras y proyectos posibles y viables.
Un profesional calificado es aquél que demuestra idoneidad, y transmite seguridad al realizar su trabajo. Es aquel que sirve de su propia experiencia y la de los demás para enriquecer su práctica, que puede detectar errores y tener la capacidad de buscar los medios para subsanarlos y evitarlos en el futuro.
Es el profesional proactivo, que se anticipa a los problemas, no que responde a los mismos cuando ya se han presentado, es decir, tiene una visión de futuro, que puede proyectar, genera empatía con sus pares, subordinados, superiores o clientes, y recurre a esa capacidad para optimizar sus relaciones interpersonales en el lugar o con las personas con quienes desarrolla su tarea. Toda esa conjunción de factores reunidos en un profesional o en un equipo de trabajo profesional da como resultado la excelencia.

Que se entienda bien, no es que alcanzar la excelencia no lleve trabajo ni esfuerzo. El problema es en primer lugar que la excelencia no lleva más trabajo que la mediocridad, y en segundo lugar que más trabajo y más esfuerzo no necesariamente conducen a mejor calidad. Se trata de un caso de confusión entre correlación y causalidad: no hay una correlación de causa - efecto entre cantidad de esfuerzo y excelencia, ni hacia un lado ni hacia el otro.
La realidad es que un carpintero espantoso hace mesas espantosas, un carpintero mediocre hace mesas mediocres y un carpintero excelente hace mesas excelentes, a partir de los mismos insumos, en el mismo tiempo, con las mismas restricciones. La excelencia no es el resultado de la cantidad de esfuerzo, ni de la intensidad del esfuerzo, ni siquiera del sufrimiento que el esfuerzo produce, inclusive si éste alcanza el heroísmo.
Desde el punto de vista estratégico, la excelencia es una definición central, de fondo, que se constituye en un hilo conductor sobre el que apoyarse para tomar decisiones implementar procesos. En una empresa excelente idea es la idea primigenia y central a toda estrategia, que influye en todas y cada una de las otras decisiones. Desde el punto de vista estratégico, la excelencia no es entonces un estado a alcanzar, una meta, sino un lineamiento estratégico de partida. Vista así, la excelencia no es un destino, sino una forma de viajar.
Liderazgo para la Excelencia

La responsabilidad última de aprovechar la capacidad de un grupo humano para alcanzar la excelencia reside en su líder.No cualquier grupo puede alcanzar la excelencia, pero dado un grupo de individuos que reúnen las condiciones necesarias para alcanzar la excelencia en la actividad en la que se desempeñan, esto se hará realidad solamente si su líder está a la altura de los acontecimientos.
El liderazgo es la clave para alcanzar la mayor excelencia


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